Una nueva fase, más intensa, de guerra comercial mundial será uno de los principales riesgos para las empresas en 2025. El próximo año establecerá la seguridad nacional como el principio rector del comercio y la inversión internacionales. Aunque se prevé que el comercio mundial crezca en 2025, la globalización sigue amenazada, ya que la competencia geopolítica impulsa la fragmentación de los sistemas financieros y las cadenas de suministro, complicando las decisiones tecnológicas.
Tres factores alimentarán las tensiones comerciales globales en 2025:
La política económica de China. A finales de 2024, China lanzó un estímulo fiscal y monetario para impulsar el consumo y la inversión, pero un sector manufacturero fuerte sigue siendo central en su estrategia económica. El apoyo político a las industrias prioritarias ha visto aumentar la capacidad y una competencia feroz en medio de una demanda interna débil, lo que ejerce presión a la baja sobre los precios y fomenta fuertes exportaciones desde el mayor fabricante del mundo. La magnitud y amplitud del poder manufacturero de China significa que tales tendencias impactan a una amplia gama de países y sectores.
Se están debatiendo en Estados Unidos y la UE si los semiconductores tradicionales podrían ser el próximo sector sujeto a estas tendencias comerciales. Mientras tanto, los países emergentes y en desarrollo temen que los "choques chinos" socaven sus arduas estrategias de industrialización. Incluso la relocalización de la producción está siendo cuestionada, ya que las economías avanzadas buscan "reducir riesgos" en las cadenas de suministro críticas y limitar la dependencia indirecta de China.
Pekín parece estar preparado para una intensificación de la guerra comercial con Estados Unidos en 2025 y tiene múltiples herramientas para contrarrestar aranceles, controles de exportación y sanciones. Los ha utilizado de manera selectiva y cautelosa a lo largo de los años de restricciones comerciales estadounidenses en aumento, pero a veces ha sido menos contenido con otros países. China ha señalado que podría desplegar estas herramientas de manera mucho más contundente de lo que lo ha hecho hasta ahora. A medida que la escalada entre Estados Unidos y China se intensifica, los terceros países y las multinacionales se verán atrapados en el medio. Europa, en particular, se verá afectada tanto directa como indirectamente por esta escalada, y la UE probablemente responderá de manera similar, imponiendo restricciones comerciales.
Política comercial de Estados Unidos. La política comercial de Estados Unidos en 2025 se construirá sobre una base más proteccionista. Con un dólar estadounidense fuerte que reduce la competitividad de las exportaciones, el "arte de gobernar económico" se utilizará para atraer inversiones, crear empleos, proteger industrias y salvaguardar los intereses nacionales.
Un aumento general de los aranceles estadounidenses provocaría represalias y perjudicaría las perspectivas de crecimiento nacional y mundial. Como mínimo, las empresas pueden esperar aranceles más incisivos que apunten a sectores estratégicos, sensibles y simbólicos.
Las restricciones estadounidenses más estrictas en el comercio tecnológico en nombre de la seguridad nacional continuarán a través de controles de exportación, prohibiciones de importación, el escrutinio de inversiones extranjeras y, en 2025, el control de las inversiones salientes. El ritmo rápido del cambio tecnológico fomentará una regulación más amplia o más frecuente, que a menudo llegará a las cadenas de suministro extranjeras.
Política industrial global. Los gobiernos en 2025 intensificarán las políticas industriales para competir con sus rivales geopolíticos, asegurar cadenas de suministro estratégicas y desarrollar sectores críticos. Esto es parte de una tendencia general hacia una mayor intervención estatal en la economía.
La competencia geopolítica y los cálculos de seguridad nacional llevarán las políticas industriales a más rincones de la economía global en 2025, no solo en tecnologías estratégicas y sensibles, sino también cada vez más en las infraestructuras y servicios de la vida cotidiana, a medida que estos se digitalizan. La revisión de las opciones tecnológicas deberá hacerse a través de un lente geopolítica.
Lo que esto significa para los negocios
A medida que las tensiones comerciales aumentan en 2025, las empresas deberán hacer que sus cadenas de suministro sean más resistentes a la geopolítica. Esto significa comprender las cadenas de suministro en términos de sus exposiciones geopolíticas actuales y futuras, no solo sus riesgos operativos, regulatorios o de integridad. Las empresas deben saber cómo identificar escenarios emergentes que puedan amenazar relaciones clave con proveedores o clientes.
Las empresas también deben prestar mucha atención a las políticas públicas y considerar cuándo y cómo participar en el proceso de formulación de políticas. Las políticas industriales pueden condicionar el acceso a los mercados, pero también brindan acceso a nuevos subsidios e incentivos fiscales. Los aranceles y los controles de exportación pueden incluir excepciones o exenciones para ciertas actividades comerciales y transacciones.