El volátil paisaje político entre Marruecos y Argelia, siempre influenciado por tensiones históricas, rivalidades geopolíticas y competición económica, afecta significativamente el clima de negocios en estos dos países. Para mitigar eficazmente los riesgos y maximizar las oportunidades en la región, las empresas que operan en el Norte de África deben comprender la dinámica geopolítica en juego, principalmente las cambiantes relaciones diplomáticas en torno al contencioso del Sáhara Occidental.
El plan marroquí sobre la autonomía del Sáhara Occidental se mantiene como el elemento central de su conflicto con Argelia. Mientras Marruecos aboga por la autonomía del territorio bajo su soberanía, Argelia apoya el grupo pro-independencia Frente Polisario a través de canales políticos, financieros y militares. Estas posturas opuestas tienen amplias implicaciones para los inversores regionales e internacionales.
- El reconocimiento en 2022 por parte de España del plan marroquí de autonomía para el Sáhara Occidental supuso, como consecuencia, el enfriamiento de las relaciones con Argelia, incluyendo en el plano económico, afectando en los negocios de más de 600 empresas españolas; mientras supuso un estrechamiento de las relaciones en seguridad y comercio con Marruecos.
- El reciente reconocimiento de Francia al plan de autonomía de Marruecos, promovido por las perspectivas de inversión ante la coorganización de Marruecos de la Copa del Mundo de fútbol en 2030, ha hecho florecer una crisis diplomática con Argelia materializada a través de represalias económicas todavía sin resolver.
- Marruecos y Argelia van a continuar sosteniendo una estrategia de zanahoria y palo ante naciones y empresas en función de sus posturas ante el conflicto del Sáhara Occidental.
- En este complejo panorama, el mundo empresarial necesita gestionar los riesgos de forma proactiva, adaptarse a las particulares dinámicas diplomáticas e identificar y capitalizar oportunidades emergentes.
El apoyo de España
El 18 de marzo de 2022, España apoyó formalmente el plan marroquí de autonomía para el Sáhara Occidental, describiéndolo como la solución más creíble al antiguo conflicto. Este cambio en la postura rompió con la tradicional neutralidad de España y reforzó significativamente los lazos diplomáticos entre Marruecos y España, así como en términos de seguridad y de comercio. Argelia, en oposición a los reclamos de soberanía de Marruecos, optó por congelar los acuerdos comerciales con España afectando a más de 600 empresas españolas. Conviene destacar que las medidas económicas de Argelia excluyeron su suministro crítico de gas hacia España, evidenciando su estrategia de represalias selectivas. Sin embargo, Argelia dio a entender que podría aumentar los precios en futuras negociaciones de renovación de contratos con empresas energéticas españolas.
Este boicot no oficial, pero de profundo impacto ha costado a las empresas españolas al menos 600 millones de euros en pérdidas y ha evidenciado el uso de Argelia de herramientas económicas para avanzar hacia sus metas geopolíticas. En contraposición, Marruecos ha capitalizado el apoyo de España para profundizar la colaboración en sectores clave como la gestión migratoria, las infraestructuras y las exportaciones agrícolas. Esta cooperación ha culminado con su candidatura para organizar y albergar conjuntamente la Copa del Mundo de FIFA en 2030.
Argelia suavizó su postura hacia España en noviembre de 2023, retomando las relaciones diplomáticas a pesar de la inamovible postura de Madrid hacia el plan de autonomía de Marruecos para el Sáhara Occidental. Un año más tarde, Argelia dio por finalizadas formalmente las restricciones bancarias a las empresas españolas impuestas en junio de 2022 por la Asociación Argelina de Bancos e Instituciones Financieras (ABEF). Este cambio en la postura fue probablemente influenciado por las amenazas y sanciones de la Unión Europea contra Argelia por violar el Acuerdo de Asociación de 2006.
Apoyo de Francia
En julio de 2024, Francia respaldó oficialmente el plan de autonomía de Marruecos para el Sáhara Occidental como la solución principal y más adecuada para el conflicto, yendo más allá de la posición española y avivando nuevas tensiones con Argelia. En respuesta, Argelia retiró a su embajador y según diversas fuentes impuso restricciones comerciales informales, entre ellas desaconsejar las importaciones francesas y excluir a las empresas francesas de las licitaciones. Aunque los funcionarios argelinos negaron estas medidas, la incertidumbre resultante ha complicado aún más el clima de inversión. Además, Argel acusó a los servicios de inteligencia franceses de reclutar militantes para desestabilizar Argelia, lo que aumentó las tensiones diplomáticas al amonestar al embajador francés.
Mientras tanto, las relaciones de Francia con Marruecos han mejorado significativamente desde que París reconoció el plan de autonomía de Rabat, creando oportunidades sustanciales para las empresas francesas. Durante la visita del presidente Emmanuel Macron a Marruecos en octubre de 2024, las empresas francesas cerraron acuerdos por valor de 10.000 millones de euros en diferentes sectores entre los que se incluyen el ferrocarril, la energía verde y el agua. Estos acuerdos subrayan el atractivo de Marruecos como centro de inversión estable y estratégico, reforzado por la próxima organización, junto con España y Portugal, de la Copa Mundial de la FIFA 2030.
Implicaciones para inversores
La rivalidad entre Marruecos y Argelia pone de relieve cómo las tensiones geopolíticas se traducen directamente en riesgos para las empresas.
Las medidas de represalia de Argelia contra las naciones que apoyan el plan de autonomía del Sáhara Occidental de Marruecos fomentan un clima de inversión impredecible. Es probable que Marruecos se vuelva más asertivo bajo la administración estadounidense entrante del presidente electo Donald Trump, quien inicialmente reconoció la soberanía de Marruecos sobre el territorio en disputa del Sáhara Occidental en diciembre de 2020 a cambio de la normalización de los lazos de Marruecos con Israel. Es probable que este reconocimiento siga envalentonando a Rabat para persuadir a las naciones neutrales o a las que apoyan al Frente Polisario para que se alineen con su postura, lo que podría provocar nuevas represalias argelinas contra otros países. Dichas acciones pueden incluir boicots económicos oficiales, medidas proteccionistas o presión informal sobre las empresas para evitar relacionarse con compañías de países que Argel considera que apoyan las posiciones pro-marroquíes en el conflicto del Sáhara Occidental.
Para las empresas, la navegación por este paisaje seguirá siendo crucial, ya que Argelia y Marruecos continúan empleando políticas de palo y zanahoria hacia las naciones y sus empresas afiliadas, en función de su postura sobre el conflicto del Sáhara Occidental.
Para adaptarse a esta dinámica, las empresas deberán anticiparse a los cambios en las relaciones diplomáticas, gestionar eficazmente los riesgos geopolíticos y aprovechar las oportunidades que surjan en el complejo y cambiante entorno político y económico del Norte de África.